lunes, 17 de junio de 2013

Nos vamos a negro


Hace unos días impactaba la noticia del cierre de la radiotelevisión pública Griega ERT. Entre las justificaciones para el cierre de un ente de más de 75 años de historia, financiado por el canon de sus habitantes, se da la situación económica, la falta de sostenimiento de su plantilla, la opacidad en su gestión, la duplicación de tareas, la poca rentabilidad en cuanto a la audiencia, y por todo ello el gobierno decide apagar, “ir a negro” en directo, que es lo más trágico que puede suceder en una emisión, para dentro de unos meses volver a crear algo similar con mucho menos personal.

Las reacciones no han tardado en llegar, muestras de apoyo del país, más del 65% de la población helena está en contra del cierre, y muestras de apoyo de periodistas de todo el mundo.

La televisión pública griega ha dejado de ocupar los primeros puestos en el ranking de las cadenas más vistas, frente a las televisiones privadas. ¿Nos suena?

Muchas miradas se han clavado en nuestra radio televisión pública. ¿Podría suceder en España?

Nuestro país está pasando por situaciones económicas difíciles, está viendo como la audiencia del canal principal del ente se desploma, ha sometido a expedientes de regulación de empleo a su plantilla, se han denunciado deficiencias en la gestión, ha habido recortes significativos en la  programación… y aquí no pagamos canon, pero eliminamos la publicidad de la pública hace no muchos años.

No podemos dejar que una televisión pública muera. He oído comentarios del tipo que deberían cerrar las autonómicas y las públicas, porque cuesta el dinero a los ciudadanos y no emiten nada atractivo para la audiencia.

Estas ideas podrían hacer más daño del que creemos. Los medios de comunicación tienen la misión de formar, informar y entretener; todos los ciudadanos tenemos derecho a la información, a acceder libremente a ella y entre los grandes logros de la humanidad está el de la aparición del 4º poder: los medios de comunicación, tras los famosos poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

Una televisión privada está gestionada por una empresa y si no es rentable puede echar el cierre, transformarse en busca de beneficios o seguir la ideología del grupo que la sustenta. Actualmente las gestiones de la televisiones privadas, aunque con dificultades, superan a las públicas y ofrecen productos más competitivos. Sin embargo, la misión de informar sobre lo que acontece en un país es misión de la pública. Es un derecho que tenemos y que hemos adquirido durante muchos años. No debemos cargar con esta total responsabilidad a una empresa privada, por muy bien que creamos que puedan hacerlo.

Los medios de comunicación han ocupado papeles relevantes, incluso protagonistas, en muchos conflictos, las guerras los han hecho mucho más importantes y siempre ha habido intención de controlar los medios de comunicación como señal de victoria.

Lo que estamos viviendo actualmente en cuanto a revueltas, protestas, manifestaciones y conflictos políticos es una auténtica batalla por el poder, por el poder de los medios de comunicación que está muy ligado al poder que otorga el gobernar. Seguro que este hecho simbólico de pulsar el interruptor de la ERT trae muchas consecuencias a todos los niveles de la sociedad.


Personalmente, espero que lo que estamos viendo en Grecia nos sirva para aprender y reflexionar, y sobre todo para poner remedio y no dejar que nuestra televisión se vaya yendo a negro poco a poco. 

sábado, 8 de junio de 2013

¿Librobasura?

Vuelvo a estar por aquí, no, no se había cerrado el ojo, sino que elojodeana ha estado descansando por obligación, más bien la garganta de Ana, que ha estado convaleciente, y es por eso por lo que no he podido actualizar el blog. Sin embargo, en estos días de reposo he tenido mucho tiempo para ver la tele, como hace tiempo que no la veía, parándome a ver y a analizar muchas cosas, de las cuales os iré hablando en los próximos días.

Si algo me ha quedado claro en estos días es que la televisión se ha concienciado mucho con la lectura o con la venta de libros de sus estrellas. Esos dos medios, televisión y lectura, que parecían tan incompatibles (no veas la tele, lee un libro…) fijaos para lo que sirve ahora la tele, para fomentar la lectura, o mejor dicho la venta de libros de nuestro país.

Estos días se celebra la feria del libro en Madrid, una cita obligada para los amantes de la lectura, en el parque del Retiro. Si estos motivos fueran pocos para faltar al evento, la televisión se ha encargado de darnos mil y un motivos más para acercarnos cierto día y cierta hora, sus estrellas principales estarán en dicha feria firmando sus libros, porque hay todo un boom de libros televisivos.

Famosos escribiendo libros es algo que ya se viene viendo desde hace algún tiempo, sin embargo, en estos días la promoción y el lanzamiento de las últimas publicaciones se ha hecho de forma evidente. La estacionalidad del producto, ¿la mejor manera de vender libros es que tu escritor te lo firme? Pues sinceramente no, atrapa más una buena historia, un saber contar lo que ocurre… sin embargo, cuando hablamos de libros televisivos, pueden interesar más otros aspectos: el fanatismo. Quiero conocer a mi ídolo, pues acudo donde esté, normalmente se ha facilitado día y hora de firmas, y para acercarme, besarlo, tocarlo y poder decirle eso que siempre he querido pues me compro su libro.  Un planteamiento más común de lo que parece porque a estas firmas acuden los fans en masa, como a las firmas de discos.

Me parece justo distinguir entre libros televisivos: hay periodistas que escriben sus historias. Ha existido desde siempre, claro exponente Mariano José de Larra, y muchos  de los premiados en certámenes literarios son periodistas. Por otro lado, están los libros autobiográficos de personajes conocidos, que pueden o no, estar escritos por ellos y que su fama se traduce en la principal arma de promoción.

Está comenzando una tendencia generalizada de publicar libros  de famosos por cualquier asunto, a mi parecer se están convirtiendo en las nuevas “exclusivas” de las revistas del corazón.  El peligro reside en creernos  completamente estos libros, sin saber que detrás, al igual que en televisión hay muchos intereses, muchos montajes y muchas verdades parciales.

No he leído todos los libros que se están publicando, ni quiero generalizar, simplemente mostrar mi alerta ante este boom. Creo que tanta “saturación literaria” no es buena, ¿llegaremos al término “libro-basura” al igual que existe telebasura?

De todas formas la lectura nos enriquece, sea lo que sea, nos ayudará, como mínimo a escribir correctamente y desde ahí en adelante nos puede aportar muchas herramientas más. Un aumento en las ventas de libros se traduce en riqueza en nuestras editoriales, por lo que por este aspecto también nos beneficia. Y lo mejor de todo es que si conseguimos un buen libro con una historia que nos haga soñar, habremos descubierto el placer de la lectura.


Yo también soy lectora de algunos de estos libros televisivos, aprovecho para recomendaros una de mis últimas lecturas del periodista  Maxim Huerta: Una tienda en París. Una de esas historias deliciosas que recuerdas con un buen aroma. Porque la mejor promoción para un libro es que a alguien le haya marcado.